«Si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, ha llegado a ustedes el Reino de Dios»

Escrito por Redacción SJN

11 Oct

Evangelio del viernes 11 de octubre.
Evangelio del viernes 11 de octubre.

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 11, 15-26

En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.

Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: ‘’Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”.

 

Palabras del Santo Padre

Somos cristianos, católicos, vamos a misa, rezamos… Todo parece en orden. Sí, tenemos nuestros defectos, nuestros pecados, pero todo parece en orden. Y actúa «cortés»: anda busca un buen grupo, llama a la puerta – «¿Permiso? ¿Puedo entrar? – suena el timbre. Y estos demonios educados son peores que los primeros, porque no te das cuenta de que los tienes en casa. Y este es el espíritu mundano, el espíritu del mundo. El diablo o destruye directamente con vicios, con guerras, con injusticias directamente o destruye educadamente, diplomáticamente de esta manera que Jesús dice: No hacen ruido, hacen amigos, te persuaden: «No, ve, así es». No hago mucho, no, pero… hasta ahora está bien» – y te llevan por el camino de la mediocridad, te hacen un «tibio» en el camino de la mundanidad. (Homilía Santa Marta, 12 de octubre de 2018)

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