«No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos»

Escrito por Redacción SJN

27 Jun

Lectura de hoy, jueves 27 de junio.

Lectura del santo evangelio según san Mateo: 7, 21-29

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente».

Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Jesús, entonces «servía a la gente, explicaba las cosas para que la gente entendiese bien: estaba al servicio de la gente. Tenía una actitud de servidor, y esto daba autoridad», era coherente (…) Algo que no se encontraba en la actitud de escribas y fariseos: «Su personalidad estaba dividida hasta tal punto que Jesús aconseja a sus discípulos: “Haced lo que os dicen, pero no lo que hacen”. Decían una cosa y hacían otra». Jesús a menudo les define hipócritas. Y «uno que se siente príncipe, que tiene una actitud clerical, que es un hipócrita, no tiene autoridad. Dirá las verdades, pero sin autoridad. En cambio, Jesús, que es humilde, que está al servicio, que es cercano, que no desprecia a la gente y que es coherente, tiene autoridad». Y es esta, añadió el Pontífice refiriéndose también a nuestros días, «la autoridad que siente el pueblo de Dios». (Homilía Santa Marta, 10 de enero de 2017)